-No, bueno, no es joda…- sentenció Lucas,
mientras removía las brasas de la parrilla.
-Y… No- acompañó Mariano.
Ezequiel meneó la cabeza, sonriente, y se
llevó una mano al cabello. Oscuro, moruno, abundante, con muy pocas canas,
apenas tiradas con gomera.
-Me di cuenta en las vacaciones: la segunda
noche sentí que me picaba mucho, la cabeza, que me ardía el cuero cabelludo y
no entendía por qué… -relato, mientras Ezequiel vuelve a sonreír- No podía
entender bien qué era. Hasta que me avivé al día siguiente. Tenía toda la
cabeza prendida fuego. El sol me había quemado todo el marote. Al principio no
podía creerlo. Era la primera vez que me pasaba en la vida. Yo no me noto menos
pelo, pero se ve que cuando entraba al mar y se me mojaba, eso dejaba entrar
los rayos solares y me mataron…
-Bienvenido al mundo de los pocos pelos –me
arenga Lucas- que lleva el cabello muy cortito para disimular la calvicie
natural en la voluntaria.
Chorizos
de cerdo del frigorífico que provee a la Quita de Olivos, morcillas vascas –con
nueces y pasas de uva-, vino tinto patagónico y pan de campo. Mariano sostiene
que los triglicéridos de acá, el colesterol de allá, que “no le pongas mucha
sal” que anda con “unos problemitas de presión”.
-¿Te hiciste ver?- me preocupo.
-En eso estoy, en los últimos estudios me dio
una constante de 15-9 de presión y los médicos están preocupados. Me tengo que
hacer un electrocardiograma y estudio de las coronarias. Ahora resulta que
tengo que salir a caminar todos los días porque eso me hace bien no sé bien
para qué corno.
-Tené cuidado que ya entramos en edad de ACV-
sonríe Lucas malicioso, antes de ir a buscar las mollejas doradas y los ajos
caramelizados.
La mesa es un banquete romano. De fondo está
la televisión con un partido de Racing y un disco de 34 puñaladas que puso
Lucas, dueño de casa y fanático del tango en todas sus expresiones. Finalmente,
llega el plato fuerte: una bondiola de cerdo rellena de panceta, muzzarella y
ciruelas.
-Pero, yo creo Lucas que vos no deberías raparte
todo. Es al dope, hermano. Por ahí si te dejás crecer los pelos disimulás más…
-No, dejate de joder, hermano, ¿qué querés que
parezca Bianchi? No, yo me corto al ras para no parecer el profesor chiflado…
La bondiola es una exquisitez. Unas papas
fritas a la provenzal hacen de ensalada a falta de mujeres. Racing hace un gol,
y se producen los comentarios de siempre. Hasta que Ezequiel cambia de tema
súbito:
-Che ¿y Viagra probaron?
-Eh… No… Bah, yo no necesito…-contestamos los
tres torpemente.
-Sí, vos ya sé que no necesitás- me dice el
muy boludo haciéndose el canchero- Pero no lo digo por necesidad… si no por
probar nomás… Parece que fuera de otro, de verdad, se los recomiendo. Al otro
día te duele un poco la cabeza, pero es una experiencia mundial…
-No, bueno, a mí no creo que me convenga –dice
Mariano- Con este temita de la presión…
-Bueno, pero podés probar con el Viagra Chino,
es más natural y no tiene contraindicaciones…
-¿Y vos cómo sabés?- repregunta Mariano.
-No sé, me dijeron qué se yo…
-No, no, mejor no, dejame con lo natural, a
mí- cierra Mariano- Eso que lo usen los que lo necesitan como Ezequiel.
-Che, y al dentadura ¿qué onda?- pregunto.
-Ah bien, yo me hice un par de implantes.
Fabuloso- asegura Ezequiel mostrando los dientes recién adquiridos.
-Yo me tengo que sacar dos muelas- protesta
Mariano.
Lucas sirve más vino y refunfuña:
-Así no se puede, muchachos… ¿Se acuerdan
cuando nos juntábamos a hablar de minas?
-Y… No… Bueno, es que no es joda- digo
meneando la cabeza y chistando hacia a un costado.
Publicado en Bacanal, en mayo de 2013.
Genial lo único que me rompió las pelotas es ::a falta de mujeres gol de racing esa estuvo de mas, lo digo por viejo choto que soy abrazo
ResponderEliminar¡Muy bueno! Eso sí...salvo el vino...de todo lo otro que comen, 'no me gusta nada! Jajajajaja.......
ResponderEliminarQué espejo roto hermano! qué espejo roto! ja ja buenísimo!!
ResponderEliminargenial ,parece como si hubiera participado de ese banquete je ,abrazo
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