sábado, 4 de mayo de 2013

Llegar a viejo




-No, bueno, no es joda…- sentenció Lucas, mientras removía las brasas de la parrilla.
-Y… No- acompañó Mariano.
Ezequiel meneó la cabeza, sonriente, y se llevó una mano al cabello. Oscuro, moruno, abundante, con muy pocas canas, apenas tiradas con gomera.
-Me di cuenta en las vacaciones: la segunda noche sentí que me picaba mucho, la cabeza, que me ardía el cuero cabelludo y no entendía por qué… -relato, mientras Ezequiel vuelve a sonreír- No podía entender bien qué era. Hasta que me avivé al día siguiente. Tenía toda la cabeza prendida fuego. El sol me había quemado todo el marote. Al principio no podía creerlo. Era la primera vez que me pasaba en la vida. Yo no me noto menos pelo, pero se ve que cuando entraba al mar y se me mojaba, eso dejaba entrar los rayos solares y me mataron…
-Bienvenido al mundo de los pocos pelos –me arenga Lucas- que lleva el cabello muy cortito para disimular la calvicie natural en la voluntaria.
 Chorizos de cerdo del frigorífico que provee a la Quita de Olivos, morcillas vascas –con nueces y pasas de uva-, vino tinto patagónico y pan de campo. Mariano sostiene que los triglicéridos de acá, el colesterol de allá, que “no le pongas mucha sal” que anda con “unos problemitas de presión”.
-¿Te hiciste ver?- me preocupo.
-En eso estoy, en los últimos estudios me dio una constante de 15-9 de presión y los médicos están preocupados. Me tengo que hacer un electrocardiograma y estudio de las coronarias. Ahora resulta que tengo que salir a caminar todos los días porque eso me hace bien no sé bien para qué corno.
-Tené cuidado que ya entramos en edad de ACV- sonríe Lucas malicioso, antes de ir a buscar las mollejas doradas y los ajos caramelizados.
La mesa es un banquete romano. De fondo está la televisión con un partido de Racing y un disco de 34 puñaladas que puso Lucas, dueño de casa y fanático del tango en todas sus expresiones. Finalmente, llega el plato fuerte: una bondiola de cerdo rellena de panceta, muzzarella y ciruelas.
-Pero, yo creo Lucas que vos no deberías raparte todo. Es al dope, hermano. Por ahí si te dejás crecer los pelos disimulás más…
-No, dejate de joder, hermano, ¿qué querés que parezca Bianchi? No, yo me corto al ras para no parecer el profesor chiflado…
La bondiola es una exquisitez. Unas papas fritas a la provenzal hacen de ensalada a falta de mujeres. Racing hace un gol, y se producen los comentarios de siempre. Hasta que Ezequiel cambia de tema súbito:
-Che ¿y Viagra probaron?
-Eh… No… Bah, yo no necesito…-contestamos los tres torpemente.
-Sí, vos ya sé que no necesitás- me dice el muy boludo haciéndose el canchero- Pero no lo digo por necesidad… si no por probar nomás… Parece que fuera de otro, de verdad, se los recomiendo. Al otro día te duele un poco la cabeza, pero es una experiencia mundial…
-No, bueno, a mí no creo que me convenga –dice Mariano- Con este temita de la presión…
-Bueno, pero podés probar con el Viagra Chino, es más natural y no tiene contraindicaciones…
-¿Y vos cómo sabés?- repregunta Mariano.
-No sé, me dijeron qué se yo…
-No, no, mejor no, dejame con lo natural, a mí- cierra Mariano- Eso que lo usen los que lo necesitan como Ezequiel.
-Che, y al dentadura ¿qué onda?- pregunto.
-Ah bien, yo me hice un par de implantes. Fabuloso- asegura Ezequiel mostrando los dientes recién adquiridos.
-Yo me tengo que sacar dos muelas- protesta Mariano.
Lucas sirve más vino y refunfuña:
-Así no se puede, muchachos… ¿Se acuerdan cuando nos juntábamos a hablar de minas?
-Y… No… Bueno, es que no es joda- digo meneando la cabeza y chistando hacia a un costado. 

Publicado en Bacanal, en mayo de 2013.