domingo, 17 de marzo de 2013

Los peligros de Internet




Lo peor de internet es que muestra a las personas tal cual son. O tal cual quieren ser, que es exactamente lo mismo. Porque en todo juego de seducción, los primeros días, uno no se muestra como es si no como quiere ser. Es por eso que la seducción siempre me pareció artificial y vanidosa. Y efímera. Es más, el principal enemigo del amor verdadero es la seducción porque engaña a los participantes, quienes rápidamente, cuando comienzan a sospechar el engaño, empiezan a reclamar la indemnización pertinente. O, al menos, que le devuelvan a la persona que conocieron durante las primeras citas. Es más, Lucas –con quien estamos almorzando en Bodega del Fin del Mundo en este viernes lluvioso de verano- sostiene que hay que evitar la seducción de cualquier manera. Primero, porque la mujer apenas se da cuenta de que la queremos seducir –salvo que sea una neófita o una acomplejada, dice él- comienza a perder interés en el cortejante. Segundo, porque la seducción es inmoral, es un fraude, una mascarada, una torpeza. Tercero, porque hay una ley que dispone lo siguiente: Aquello que una persona hace para seducir a otra es lo primero que va a dejar de hacer en cuanto logra su objetivo. Por ejemplo: Si una mujer se muestra dispuesta a hacer sexo oral la primera noche sin nada a cambio es lo primero que va a dejar de hacerte, apenas sienta que ya sos de ella, sentencia Lucas. Por lo tanto –continúa- nunca te muestres en la primera salida tu capacidad para escucharlas o contenerlas… Porque te va a romper las guindas por el resto de tu vida pidiéndote que la escuches, que la comprendas, que la contengas.
Internet hace más difícil esta teoría Lucasiana porque, además, el anonimato, la falta del cuerpo a cuerpo nos permite elaborar cualquier tipo de mentiras verdaderas que, seguramente, después nos sentiremos y se sentirán en condición de reclamar cumplimiento. La mayoría de los hombres y mujeres no somos conscientes de que la seducción es un contrato tácito que todos rompemos con absoluta impunidad. Por eso, entre otras cosas, es que soy un convencido de que hay que mover la menor cantidad de válvulas de seducción posibles para entablar una relación duradera –por los menos más de un mes- con otra persona.
Pero no sólo por una cuestión de engaños Internet es un peligro. Agustina es castaña, de pelo ondulado, de ojos marrones. Bajita y barullera. Simpática, entradora, cariñosa en su forma de gestualizar. Nos conocimos luego de comentar ambos en el perfil de Facebook de un escritor literario relativamente conocido. Y nos citamos en un bar después de varias semanas de chatear. No es fácil conocerse. Pasar de lo virtual, de la imaginación y la fantasía, a la realidad. Pero debo reconocer que Agustina era un primor. Buena conversación, amena, inteligente, bonita, madura, tenía seis años menos que yo y un hijo de una relación terminada antes de comenzar. La primera señal de que no todo andaba bien fue la energía con que me tomó la mano en la mesa. Confianzuda, pero tan agradable con su sonrisa, que acepté el mimo sereno.
Juro que estaba encantado con ella. Cuando subió al auto estaba resplandeciente. Tenía un humor delicado e irónico. Pero mirarla sonreír era como contemplar un amanecer en el río. Una promesa. Sin embargo ella no quería ser eso. Quería ser presente. Y se apuró. Comenzamos a besarnos en el auto en la puerta de su casa. Estaba a punto de sugerirle que me invitara a su departamento, cuando ella cometió un gran error. Me miro y me dijo: “Yo siento que ya te amo ¿vos no?”. La miré y le dije con cierto desprecio:
-Y… No…
No volvimos a cruzarnos en el Facebook.

Publicado en Revista Bacanal, mes de marzo. 

6 comentarios:

  1. jaja! y bueno las mujeres somos así!

    ResponderEliminar
  2. Tal vez la chica sea visceral y apasionada, nada más! es que no llegaste a comprenderla!!!! jaja

    ResponderEliminar
  3. y, si hacía un tiempo que venían conversando, ya tenían una relación. Ahora... "te amo" al primer contacto físico... me hace ruidito...

    ResponderEliminar
  4. Agustina quería ser un presente apresurado...no va

    ResponderEliminar
  5. Te parece que se puede generalizar (alguien diría: pontificar)sobre qué es lo que nos pega o despega a otro? Acá no se dio; en otro momento y otra circunstancia, a lo mejor algo así funciona... Quién puede anticiparse?

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar